viernes, 9 de mayo de 2014

Curiosidades de la matemática (para charlar en casa)

La Secuencia de Fibonacci 
En la Naturaleza
 
Leonardo de Pisa, llamado Fibonacci, autor de una de las más célebres sucesiones –si no la más célebre- de múltiples aplicaciones e invalorable aplicación para la interpretación de distintas manifestaciones de la naturaleza.

Siglo XII. En 1170, los normandos atacan a los irlandeses en Baginbun y los destrozan, mientras Gervasio de Canterbury y los astrónomos chinos documentan un tránsito de Marte frente a Júpiter. El judío sefaradí Benjamín de Tudela viaja por todo el mundo conocido para censar a los judíos existentes, y llega a la conclusión de que 8 millones de ellos están repartidos por el planeta. El Valle del Bekaá es devastado por un espantoso terremoto de más de grado 7 en la Escala de Mercalli. Ricardo Corazón de León, mientras tanto, reina en Inglaterra.
Entre tantos eventos importantes, un tal Bonaccio, residente en Pisa (donde, según Benjamín, vivían 20 judíos) celebra el nacimiento de su hijo Leonardo. Como era vástago de Bonaccio, casi nunca nadie conoció al niño como Leonardo de Pisa, sino como "el hijo de Bonaccio", esto es, Fibonacci.
Bonaccio, por entonces director de una aduana italiana en Argelia, necesita que su hijo sepa de números, por lo que obliga al chiquillo a estudiar aritmética posicional hindú.
 Milagrosamente, Fibonacci descubrió en las matemáticas el amor de su vida. Nunca más las abandonó.
 El aporte de Fibonacci a la matemática es tan grande y tan profundo que prácticamente no puede ser medido. Por la época en la que vivió, el sistema de numeración arábigo era poco menos que una curiosidad: todo el mundo usaba los números romanos. Y ya se sabe lo difícil que es multiplicar por no hablar de dividir con números romanos. Fibonacci, recordando el curso de aritmética hindú aprendido de niño, escribe, en 1202, su tratado Liber abaci ("El Libro del Ábaco") que es, ni más ni menos, un tratado sobre el sistema numeral indo arábigo.  El que usamos ahora.
 En él presenta al público y a los científicos europeos los signos hindúes (1, 2, 3...) y el 0 árabe, donde dice que se llama "cero" (quod arabice zephirum appellatur…Uhhh Latín). Además, expone el método de regula falsi (otra vez latín) para ecuaciones de primer grado. Nada menos que eso, algo insólito para un libro del siglo XIII en una sociedad que no usaba el cero.

 Muchos  conocemos la secuencia de Fibonacci  por haber visto la película del Código DaVinci . Les cuento de qué se trata:   se trata de una progresión numérica en la cual el siguiente número es el resultado de la suma de los dos anteriores (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13,...)  Ahora bien, esta secuencia, que al parecer no tiene mucha significancia, posee muchas propiedades interesantes que la hacen un elemento de estudio bastante cultivado, sobretodo por las propiedades matemáticas que presenta. Pero una de los aspectos más relevantes de esta secuencia es que se presenta en nuestro mundo natural, muy a menudo y probablemente sin que nos demos cuenta. 
Veamos algunos ejemplos: 
Si se observa un árbol, en la primera parte hay un tronco, le sigue, en la segunda, una parte más fina, en la tercera, dos ramas, en la cuarta, tres, luego cinco y ¡Fibonacci presente!


Sigo viendo más Fibonacci en: http://www.edutecne.utn.edu.ar/geptecne/03-GEPTECNE.pdf
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